No siempre es fácil lidiar con un niño. A veces hay enfados, algún grito, alguna amenaza... Si el pequeño se siente acorralado o las cosas suceden como no estaba previsto, puede enfurruñarse. Hasta tal punto, que puede llegar a buscar las palabras más desagradables para dañar a sus padres. Las palabras más desagradables dentro del vocabulario que el niño conoce, claro. Decir "ya no te quiero" o "te odio", suele ser el recurso más fácil. Y el más común.
Becky Bailey (aquí un vídeo demostrativo de sus técnicas ) es una psicóloga infantil estadounidense especializada en enfrentarse al enfado de los hijos. Bailey explica los motivos por los que un niño puede llegar a dañar tanto: "Están aprendiendo a vivir con sus emociones, no las controlan y no las conocen. En un momento pueden estar contentos y riendo de emoción y al segundo siguiente ponerse a llorar desesperados por algo que les ha molestado. En esas turbulencias difíciles de controlar, aparece la decepción, algo que ellos no entienden, y terminan culpando a sus padres de lo que sienten".
Sal Severe, autor de 'How to behave so your children will, too!' lo simplifica todo: "Tu hijo quiere que sepas que está enfadadísimo y esa es la única manera que tiene de hacértelo saber".
La primera vez que un padre oye ese "te odio" puede sentir un fuerte dolor en el pecho, ganas de llorar o incluso ganas de mandar a su hijo bien lejos. ¡Alto! ¿Qué hay que hacer cuando tu hijo te dice que te odia? Veamos algunas propuestas de los expertos en psicopedagogía.
- Enseñar a sentir. Lo primero que hay que hacer con los niños, digan lo que digan, es hacerles entender lo que les sucede. Largas parrafadas dando consejos, explicaciones concretas y sencillas sobre los sentimientos... Estamos hablando de niños pequeños, niños que no saben lo que les ocurre y que necesitan a sus padres para enfrentarse a sí mismos. Pon nombre a sus emociones.
- Dale opciones. Si un niño se ha enfadado porque no le dejas tener algo que desea con toda su fuerza, puedes intentar ofrecerle una alternativa. "Como no puedes jugar con la muñeca podríamos coger un libro y leerlo juntos", "las galletas son para después de la cena, puedes comer otra cosa dulce, como un plátano o una manzana".
- Comprende su enfado. Los niños necesitan expresar su enfado y lo hacen con sus armas. Intenta entender lo que le sucede y ponte en su lugar. ¿Qué dirías si tus instrumentos lingüísticos fueran limitados y estuvieras muy muy enfadado?
- No lo tomes en serio. Puede sonar doloroso pero no debes creer a tu hijo cuando te dice que te odia. Se expresa con las palabras que ha escuchado antes y seguramente en algún momento habrás dicho que odias esperar el autobús o que odias el queso o que odias que te digan tal cosa. Los niños absorben y actúan después. Lo que está claro es que en ningún momento sienten eso que dicen. No te odian, ni te han dejado de querer.
- No respondas. Nunca. Si entras en el juego de su provocación el pequeño habrá logrado lo que deseaba (lo que siempre desea): tener tu atención. Intenta no hacerle caso, no entrar en una discusión con él y mostrarte clamado en todo momento. Cuando arrecie la tormenta ya podréis hablar.
- Dile que le quieres y pídele que se disculpe. Es fundamental, en todo caso, que entienda que no es correcto lo que ha hecho y que te ha dañado. Una vez se haya calmado, explícale cómo le quieres, el porqué de lo que has decidido y le ha provocado, y dile que debe pedir perdón por haberte ofendido.
- SILVIA TAULÉS
- FUENTE: http://www.elmundo.es/yodona/2015/02/09/54d48e8aca4741d70b8b4572.html?cid=SMBOSO25301&s_kw=facebookCM
No hay comentarios:
Publicar un comentario